Supongo que estas cosas pasan, sin más; ni es la primera ni será la última. Ayer por la tarde,
calle Génova abajo con mi mujer y mis hijas, camino de una visita frustrada al
Museo del Prado, mantuve una breve conversación telefónica con una amiga que
más que eso es una hermana; casi toda una vida compartida, un cariño sincero e
inquebrantable y una complicidad indefinible. Pues me soltó un “monín, qué
pesado estás con los Redentoristas, a ver si abres un blog de sexo; que está
muy bien, pero qué pesadez tu Facebook”. Apena un poco, aunque como sé que no pasa
de ser una broma cariñosa, en el fondo me hizo sonreir. La animé a que lo
abriera ella misma, y desde aquí le propongo que lo haga, por ejemplo, empezando con una entrada sobre el
libro de Kaswery Knotz “Sexo como Dios manda”, Franciscano (ves, si no sólo
hablo de los Redentoristas, uno no siempre habla de su Familia).
Pero bueno, cada loco con su tema. Sí, LOCO. Y yo con mí día
a día que me lleva a tratar por todos los medios a intentar estar mañana en
Valencia (físicamente, porque en la oración y el cariño estaremos la familia
entera). AVE inviable; bus, opción abierta; la gestión del coche a cargo de
algún amigo. Uno llega hasta donde llega, y todo en manos de Dios. Aunque me
gustaría tanto. Será un día importante: dos muy, muy queridos jóvenes, Víctor y
Damián (que sí, que Redentoristas), serán ordenados Diáconos de las manos de mi
paisano Monseñor Carlos Osoro con quien comparto algunos amigos. Además, será
el aniversario de alguien especial, y no estaría mal poder darle un abrazo, que
uno no cumple dos años todos los días (curioso comprobar cómo, a pesar de no
ser más que un niñuco de dos años, da unos pasos tan firmes y seguros que
marcan una huella inextinguible en la Vida y en el corazón de muchos; hay qué ver cómo son los niños de ahora).
El caso es, que si mañana consigo estar allí, en mi oración
estará también mi entrañable amiga y pediré para que tenga suerte con su blog.
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