Pues yo me voy preparando. Esta tarde en PS se celebrará una
Vigilia por la Profesión Perpetua de Damian Mª y Víctor, que tendrá lugar mañana
a las 20:30 h.
Digo que me voy preparando porque les quiero, y entiendo que
lo de mañana no es ni un acto simbólico, ni un rito más, ni algo anecdótico. Es la
consagración de dos hombres al Señor, de por vida, como misioneros de la
Congregación del Santísimo Redentor. Ahí es nada. Le van a decir que sí, que le
regalan su vida entera, que la ponen a su disposición sin cortapisas, sin “peros”,
y lo harán como misioneros Redentoristas.
Que dos personas jóvenes den ese paso es un acto de
generosidad para la Iglesia, realmente para la humanidad. Dos más para llevar
la Buena Noticia de Jesucristo adonde sea necesario. Qué queréis que os diga,
dentro de las muchas cosas que se me pasan por la cabeza, una de ellas es un
agradecimiento infinito. Lo sería en cualquier caso, pero es que además, les
conozco y les quiero. ¿cómo no prepararme para estar con ellos?
Lo primero es estar, físicamente. Nos fuimos a Santander el
fin de semana pasado, ya que mi padre cumplió 86 años el martes, en lugar de éste
que es más largo precisamente para estar. Soy de la opinión de que hay momentos
en los que la presencia se hace necesaria; no porque nadie te vaya a echar de
menos, que no es eso. Estar para acompañar, para abrazar, para ofrecer tu calor
además de tu oración. En casa llevamos toda la semana ofreciendo la oración
nocturna con las niñas por Damián y por Víctor, y les vamos explicando poco a
poco qué es lo que van a hacer, lo que significa. Y ver los cuatro ojos
abiertos con intensidad de mis hijas, escuchando con verdadera atención me
emociona. Hacemos lo que podemos por ir explicandoles la fe, la propia Iglesia, de
manera que puedan ir entendiendo e impregnándose de los cimientos básicos; pero
no me engaño, más bien al contrario, esto serviría de muy poco si no lo
vivieran día a día, con naturalidad. Así que en PS estaremos los cuatro, con
los dos. Y compartiendo el gozo con la Familia Redentorista. Porque el SÍ bien
merece una fiesta.
Y ¿cómo me preparo? Bueno, los ofrecimientos que uno pueda
hacer o no quedan entre el Señor y yo, pero lo más importante para mí es con la
oración. Pido por ellos, lucidez plena para el momento del Sí; para que nunca
les falten las fuerzas; para que siempre sientan el calor incondicional de la
gente que les quiere; para que en su corazón permanezca siempre la intensidad
de ese momento; para que vayan siempre tomados de Su mano.
Como vea a San Alfonso bajando de su capilla para
abrazarles, os aseguro que no voy ni a pestañear, porque sé que lo estará
haciendo desde el Cielo; y ganas de hacerlo no le van a faltar.
Apasionante transmitir la fe y el amor a la Iglesia a los hijos. Y difícil. Y misterioso. Ufff... ¿No tienes a veces la duda de lo estaréis haciendo bien?
ResponderEliminar¡Gracias Santi!! Nos lo planteamos con naturalidad, y cuando ves que tus hijas son felices y viven con normalidad, pues a veces sonríes por dentro y das gracias. Sé que a tí seguro que te pasa un poco como a mí, cuando estás en una comunidad alegre sólida y entregada, te nutres también de la fe y la vida de los hermanos. Y cuando tienes la confianza absoluta en Él, todo marcha. Dudas sobre si lo hacemos bien o no, te seré sincero, aunque sea torpe, no. Cuando encuentras un camino, y estás plenamente seguro de ese camino, te pones a caminar por él con la confianza de saber cual es la meta. Por ahora no, pero claro, cada personita es como es, el entorno es como es, y hay que tener cintura para adaptarse. El acierto o no, nos lo darán los años. Un abrazo fuerte, que tenemos pendiente un encuentro!!!
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