No es alguien simplemente cercano, ni un conocido, ni un
amigo más. Es un hombre joven querido por mis hijas, por mi mujer y por mí. Una
persona con la Vida por delante a quien queremos, con todo lo que implica. Por
eso y porque creo firmemente en el poder de la oración nada mejor puedo hacer
que velar orando para que sienta el calor de la compañía y del abrazo. Al menos
eso. Nada puede mitigar el dolor, pero quizás sí templar el frío.
Una casa con las puertas abiertas para él, es una familia con
los brazos abiertos.
Nada puedo hacer más que rezar, y pido a quien lea esto que
aplique una oración por nuestro amigo, un hombre de fe, un hombre decididamente
bueno. Porque quiero que se sienta acompañado.
Con todo el cariño y desde la amistad, intentaré que mis oraciones por ti, mi niño, y por tu familia os alivien en estos momentos tan trágicos que estáis viviendo. Os encomiendo al Señor y que se haga su voluntad.
ResponderEliminarPor ser como es somos tantísimos los que le queremos, que somos muchísimos los que rezamos. Confío en que nuestra oración le acompañe
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