Scala News

domingo, 11 de marzo de 2012

Una Cruz procesional y una aclaración necesaria


Una Cruz procesional, veintisiete niños, un sacerdote Redentorista y una iglesia abarrotada de fieles. No eran las 11,30 en punto, pasaban ya algunos minutos, cuando daba comienzo la Eucaristía de las familias en la Parroquia de la Inmaculada, en el Alto de Miranda de Santander con un Via Crucis especial, porque fue preparado el viernes anterior por los propios chavales, y cada Estación estaba señalada por un dibujo hecho por ellos mismos. No es mi Parroquia – esa está en Madrid y es el Santuario del Perpetuo Socorro-, pero quien llevaba la Cruz Procesional era yo, y entre el grupo de niños que la seguían estaban mis dos hijas. En Santander, mi ciudad natal, casi nadie conoce a esa iglesia por su nombre, sino que todo el mundo se refiere a ella como “los Redentoristas”. Fue mi parroquia en mis años de infancia y juventud, allí recibí mi Primera Comunión de manos del P Benigno Colinas, y tengo muchos y gratísimos recuerdos entre esas paredes. Pero hoy yo estaba simplemente feliz, y me sentía verdaderamente en casa porque era una parroquia Redentorista; punto. Ya no conocía a un solo feligrés, pero estaba en casa. Quizás por sentirme parte de esa Familia, y hacerlo excede a la adscripción a un lugar concreto.

Yo me siento así, y hay gente que debe intuirlo con nitidez, porque ha dado lugar a un pequeño e intranscendente equívoco. Unas queridas amigas religiosas me han visto como lo que no soy en realidad. Puede que en ocasiones uno no sea más que un reflejo de sus propios deseos; eso es todo. Pero en el fondo, aún teniendo que hacerlo en conciencia, me ha dado pena deshacer el entuerto. Pero había que hacerlo, porque no es bueno sustentar irrealidades que equivoquen a la gente; es innecesario y absurdo. Eso sí, pongo en manos del Señor aquello a lo que yo no alcanzo, confiando en que lo que yo no puedo Él lo podrá por muy difícil que me parezca.

Y mientras tanto, más que al tran tran, con el mismo empeño y con la misma ilusión y con toda la entrega de la que sea capaz.

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