Gracias Señor por no dejarme caer durante este tiempo, por no
permitirme desfallecer. Gracias por la extraordinaria y paciente mujer que me diste. Gracias por enseñarme a hacer del "no acompañamiento" un
acto de fe y, por lo tanto, de Amor.
Gracias por todos aquellos que han estado a mi lado, a nuestro lado. Gracias a
los que nos han sostenido. Gracias a los que han rezado. Gracias porque en PS se me permite vivir mi fe junto
a mi familia. Gracias a los amigos enfermos del Albergue que han compartido su
tiempo conmigo, y especialmente a los que pidieron que compartiera el mío con
ellos; gracias porque te he visto a Ti en cada uno de ellos; gracias por la
gracia inmerecida de presenciar que uno de ellos volviera a Ti de manera
sorprendente e inesperada. Gracias a todos los que nos han acompañado con su
oración. Gracias a cada Redentorista que me ha alentado y a cada uno de los que
me ven parte de esa Familia; gracias por hacerme sentir que son mi familia;
gracias especiales a uno en concreto por llevarme en su corazón por tus caminos;
gracias a un grupo de jóvenes que me permite crecer con ellos, aprender de
ellos, y por la cercanía y confianza de uno muy especial; gracias a un grupo de matrimonios
siempre cercano y principalmente a quien me introdujo allí; gracias a dos jovencitas que peinan canas; gracias a un concreto Laico Redentorista porque sin saberlo
sus “me gusta” siempre son un soplo de ánimo; gracias por darme la ilusión de
querer vivir como ellos. Gracias por San Alfonso. Gracias a San Alfonso. Gracias
a un ciberescolapio que SIEMPRE está disponible. Gracias a las Catequistas
Sopeña.
Gracias por las lágrimas a solas contigo. Gracias porque una vez más me has enseñado que sin Ti no soy
nada, que todo lo soy por Ti y que lo único realmente importante es caminar
contigo junto a los hermanos. Y por eso no existe la desesperanza, porque
cuando llega el decaimiento ahí estás siempre Tu y los brazos de Nuestra Señora
del Perpetuo Socorro para recogerme antes de caer.
Hoy comienzo una nueva etapa que durará exactamente lo que tu
quieras que dure. La inicio con la ilusión de un niño y lo hago tomado de Tu
mano y con la confianza de que nunca la soltaré.
Mi Dios, gracias por el regalo de la fe.
Gracias, Zapatero, pues sin tus medidas anticlericales la JMJ no se hubiese celebrado en España y no hubiese conocido ni disfrutado de un hermano tan deslumbrante como coherente.
ResponderEliminarGracias Sr. Zapatero.
Jejeje ¡gracias por ese sentido del humor!!!!
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