El catorce de enero se celebra la fiesta del Beato Redentorista Pedro Donders. Cuando uno se acerca a conocer algo de la vida de este hombre se encuentra con un personaje fuera de lo común. Débil físicamente sí, pero lejos de permitir que esto fuera un condicionante sobre el que girara su existencia, centró ésta en Dios y los pobres; creo que esto es una plasmación real de la afirmación de Tomás en su Suma Teológica “la salud del cuerpo se ordena al bien del alma”, y por supuesto de 2 Corintios 12, 9-10.
Trabaja como tejedor desde los 12 años para contribuir al sustento familiar, y trabaja también para poder pagar sus estudios. Con 29 años ingresa en el seminario mayor, donde, dado su interés por las misiones, el Rector le orienta hacia la vida religiosa lo que le lleva a dirigirse a Jesuitas, Franciscanos y Redentoristas, pero no le abrieron sus puertas, le rechazaron por diferentes motivos.
Es ordenado sacerdote en 1841. En 1842 llega a Surinam (“adonde me llamó el Señor”), encontrándose con una “corrupción total de la moralidad”. Esfuerzo personal y oración donados para los esclavos y leprosos, todo para elevar las condiciones de esas gentes.
Veintiún años después de su llegada Guillermo de Holanda abole la esclavitud, y desde Roma se envía a los Redentoristas para encargarse de la misión. Dos de los sacerdotes seculares que venían atendiéndola, Romme y Donders, ingresan en la Congregación del Santísimo Redentor. Pedro realizó sus votos en 1867, tras más de treinta de misión.
Con la llegada de más de sus hermanos de Congregación su actividad, lejos de relajarse, aumenta; su trabajo es incansable, se multiplica. Leprosos, indios, cimarrones. Luchador frente a los poderosos por los más abandonados, evangelizador, catequista. Conversiones, bautismos, abandonos de la depravación y vicio. Y era un niño débil.
Y ese niño débil, siendo un anciano Redentorista escribe sobre “la felicidad de la vocación en esta Congregación”. Falleció un catorce de enero, y dos días antes dijo “moriré el viernes a las tres”. Y así fue, el viernes 14 de enero de 1887, a la hora de la Misericordia, se encontró con el Redentor.
La historia de un “débil”. Y yo me pregunto “¿de qué me quejo? ¿cómo soy capaz de flaquear?”. Pero no es esa la única pregunta que me hago y la respuesta a ésta se va acercando.
Una historia de superación, de fe, de entrega, de sacrificio y también de espera. De amor a Dios en el amor al prójimo, al más abandonado. La historia de un Redentorista; muchos otros fallecen como santos anónimos. Éste fue declarado Beato para toda la Iglesia el 23 de mayo de 1982 por SS el Papa Juan Pablo II.
GRANDE ES MI ALEGRÍA,ME ENCOMIENDO A ÉL SIEMPRE,LO RECUERDO,PUES DE ALLÁ LLEGARON A CHILE LOS BISABUELOS MATERNOS.SEÑOR, GRACIAS POR EL BEATO PEDRO DONDERS,SUSCITA SANTAS VOCACIONES PARA QUE SIRVAN EN SACRIFICIO Y HUMILDAD COMO ÉL.MÓNICA RAMÍREZ DONDERS.TAMBIÉN GRACIAS AL AUTOR POR DIFUNDIR LAS VIRTUDES DEL BEATO.DIOS LO BENDIGA.
ResponderEliminarGRACIAS SEÑOR JESÚS,PORQUE EL BEATO SIGUE ESTANDO PRESENTE,GRACIAS AL AUTOR POR DEDICARLE ESTA PÁGINA,LE PEDIMOS A DIOS VOCACIONES SANTAS,DIOS ASÍ LO HA DE QUERER,QUE PRACTIQUEN COMO ÉL TANTAS VIRTUDES EN GRADO HERÓICO.ME EMOCIONA PENSAR EN EL BEATO,PORQUE MIS ANTEPASADOS LLEGARON DE ESAS LEJANAS TIERRAS HOLANDA Y BÉLGICA.SE DESPIDE MÓNICA RAMÍREZ DONDERS,DESDE CHILE (NINA DE RAJS,PARA LOS AMIGOS),SIGAMOS SEMBRANDO AMOR Y CARIDAD,BENDICIONES AMÉN ,AMÉN.-
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