Hay ocasiones en las que uno se rinde a la evidencia de que no es si no un mero espectador de su propia vida. Eso me está ocurriendo a mí. Tras unos días expectante ante el acontecimiento que nos han regalado hoy, finalmente me vi a mi mismo sentado en uno de los bancos del Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. Y para mí es como estar en casa. No he podido evitar ir haciendo rápidos viajes de retorno a mi infancia y mi juventud.
Los jóvenes de la parroquia, junto al coro del Colegio Blanca de Castilla nos han hecho un auténtico regalo de Amor, para presentarnos el proyecto de Navidad de la ONGd Asociación para la Solidaridad. Esta mañana, durante el ensayo general, escuchar al coro dirigido por Manuela Hens, una artista de una sensibilidad superlativa, simplemente me emocionó. Y no era más que el ensayo. He tenido el privilegio de un cierto trato con muchos de los grandes intérpretes de la música clásica internacional. Y ahí sentado, me ví a mí mismo escuchando de niño a Nikita Magaloff o a Alicia de Larrocha ensayando en el mítico Steinway de mi abuelo Eduardo antes de los conciertos en el Festival Internacional de la Plaza Porticada en Santander. Mi vida en casa de mis padres fue una vida rodeada de música. Desde los cinco o seis años nos llevaban a cada concierto. He escuchado las mejores voces, Lieder, recitales, Coros de voces blancas, óperas. El violín insuperable de Anne Sophie Mutter. En otros estilos musicales, vibré en directo con Leonard Cohen. Una parte del pasado que atesoro y de la que estoy agradecido.
Pero lo siento, nada de aquello es ni de lejos comparable a lo que como espectador de mi propia historia he visto hoy en PS. He tenido la suerte de escuchar el inicio de los ensayos; he tenido el privilegio de comprobar la ilusión, el esfuerzo, los nervios de un grupo de jóvenes que no tiene precio. Y la representación en directo ha sido una grandiosa explosión de alegría, de seguridad, de sensibilidad. Una inyección de optimismo. Una lección de esfuerzo, trabajo, humildad y saber hacer. Unos MAESTROS que han conseguido emocionar, tocar los corazones de todo el aforo. Aseguro que soy todo lo objetivo que puedo, aseguro que no me ciega la pasión ni el cariño. Simplemente rindo desde aquí un pequeño homenaje a una realidad incontestable: el genio, el ingenio, el talento, la entrega, la bondad, la simpatía, la templanza y el nervio. La grandeza de unos chicos que dedican con generosidad una parte importante de su tiempo a los demás sólo por Amor. No personalizo en ninguno, porque esto se convertiría en una lista interminable, pero todos y cada uno de ellos están presentes al nombrar, como exponente de unos religiosos fuera de lo común (los Redentoristas) el trabajo, el desgaste, la inteligencia, la habilidad, la paciencia, la bondad del P Jorge Ambel Galán. Y aquí sabe también todo el que me conoce que de nuevo no hago más que un sincero homenaje a la objetividad: los hechos hablan por sí mismos. De los jóvenes para todos, e incluyendo la colaboración de miembros de otros grupos parroquiales leyendo unos textos que aireaban la profundidad de una juventud brillante. La actuación, la puesta en escena, ha sido INMEJORABLE. Las caras de satisfacción eran más que justificadas. Lo de esta noche ha sido una expresión de fe en estado puro, una contagiosa concienciación, un sentimiento común que impregnó cada poro de piel, que caló en el alma.
Retirado el Santísimo, sí, pero Dios estaba en Su casa. Ahí estaba, y seguro que contemplando satisfecho. Estaba en cada noche de insomnio de esos chicos, en cada sueño, en cada esfuerzo, en cada desvelo. Estaba en cada espectador entregado a la grandeza de esos jóvenes. Creo que todo era por Él y para Él.
Sí, porque todo esto es para el hermano, para el necesitado, para llevar la esperanza en esta ocasión hasta Kenia a través del proyecto de Asociación para la Solidaridad “Una gota de esperanza en Kenia”, con el que mejorar las condiciones de vida de las niñas de cinco comunidades de aquel país. Y es en el hermano, en el necesitado, entre los pobres, donde podemos contemplar el rostro de Cristo. ¿Cómo no colaborar con este proyecto en concreto? ¿Cómo no colaborar con Asociación para la Solidaridad?
Y yo ahí, ante toda esa maravilla. Hubo un momento en el que recordando a la estatua de San Alfonso María de Ligorio pensaba que le deberían estar dando ganas de bajarse a aplaudir.
Las caras de mis hijas y de una amiga suya a la que llevamos al concierto eran otro espectáculo en sí mismas. Poder haber estado hoy en PS con mis hijas y mi mujer ha sido un regalo del Señor para disfrutar en comunidad de un impactante regalo de los jóvenes. ¡GRACIAS CHICOS! GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Y como un simple espectador de mi propia vida me he contemplado como un padre satisfecho por su familia, y por verse a la puerta de la Familia Redentorista. Un hombre diminuto al que le pesan sus manos vacías.
Cuanta razón,
ResponderEliminarCuanto ingenio, ARTE, sentimiento
y ALEGRIA gozamos en el concierto.
A ver si lo repiten por Navidad
o aunque sea... por caridad...
Y por cierto,
ResponderEliminar¿Cómo quien ésto escribió
concluyó en tono suplicante?
¿Que le pesa el pesar del vacío,
de unas manos tan rebosantes?
Un fuerte abrazo
Aunque por cuestiones familiares no pude asistir al concierto, sí me queda la satisfacción de saber que mi hijo participó en él y llegó a casa igualmente lleno de la belleza de lo vivido.
ResponderEliminarSaber que nuestros hijos están ahí, dando continuidad a lo que un humilde carpintero empezó es también esperanza para todos