El día de ayer se planteaba como un domingo más en familia. Misa de 11 como siempre en el santuario del Perpetuo Socorro y después la exposición sobre la Madre Teresa de Calcuta. Realmente me conmovió la exposición, unos simples carteles con hitos sobre su vida, pero qué vida. Me impresionó y me conmovió profundamente. La fe absoluta y el abandono total dan siempre los mismos frutos: la santidad, acercar a Cristo a los más necesitados, a los más desfavorecidos; convertirse en el rostro de Cristo en el mundo. Distintas épocas y diferentes puntos geográficos, pero no pude evitar ver paralelismos entre la Beata Teresa de Calcuta y San Alfonso Mª de Ligorio bien fáciles de identificar: el auxilio a los más necesitados, por ejemplo. Incluso al ver la imagen del Cristo con las dos frases "I thirst" "I quench" me vino rápidamente a la cabeza uno de los símbolos Redentoristas, la caña con la esponja con la que le dieron de beber a Nuestro Señor vino con hiel en la Cruz. El sari remendado usado por ella y sus sandalias........ ir explicando todo eso de la mejor manera a mi hija mayor, de seis años. La cantidad de gente, y de matrimonios con hijos haciendo lo mismo que nosotros.
Llegué a casa con la idea de dedicar a esta exposición una entrada para el blog; la tenía casi estructurada, de manera natural. Pero cayó en el olvido. Varias llamadas al móvil de mi mujer nos trajeron una noticia tremenda: Luis, el hijo de unos amigos nuestros había fallecido en un accidente de tráfico. Luego supimos que otro chico también murió. En verdad el shock ha sido mayúsculo. No es simplemente el hijo de unos amigos, es parte de la familia de María. El concepto de familia no siempre se limita a lo que se consigna en el registro civil; los hechos y la vida te enseñan que es una realidad superior y mucho más extensa. Y la vida de mi mujer la llevó a formar parte de esa familia. La abuela de Luis es la madrina de María, madrina en un concepto muchísimo más amplio que el sacramental, que ya es bastante, y que continúa ejerciendo día a día. Por eso mismo conocía y quería a Luis. Un chico excepcional, no en el sentido en que acostumbramos en España a elogiar a los que se van, excepcional en sentido literal. Guapo, estudioso, educado, cariñoso y arrollador de simpático. Hoy, al venir conduciendo a la oficina por la mañana, en lugar de Kiss FM, he venido acompañado por la música del jesuita Cristóbal Fones, que es una oración en sí misma, y a mí me ayuda a rezar. Empecé con una canción que realmente es una "Recomendación del Alma" condensada, y mientras la escuchaba pedía precisamente eso, que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Alfonso, y la Beata Teresa de Calcuta hubieran recibido su alma para presentársela al Altísimo, aunque íntimamente estoy convencido de que Luis no ha necesitado de presentación ninguna. Creo firmemente que se encontró directamente al Redentor con los brazos abiertos.
Visto con la perspectiva suficiente, haber conocido a Luis, su simpatía, su sonrisa, es haber tenido bien cerca el rostro amable de Cristo. Y eso es un lujo.
A Santa María (Perpetuo Socorro nuestro), a San Alfonso y a la Beata Teresa de Calcuta pido por Luis y por su amigo también fallecido en el mismo accidente, para que el otro chico que iba en el coche se restablezca pronto y bien, y pido sobre todo por sus padres, por sus familias para que con fe afronten el futuro sin ellos; teniendo siempre la esperanza de que ya están sentados a la Mesa del Padre.
Descansen en paz.